9 de septiembre de 2010

"Vida y Destino" de Vasili Grossman


A conitnuación dejo algunos párrafos del libro que estoy leyendo (Vida y Destino de Vasili Grossman), lo recomiendo a todos, espero que con estos pasajes os convenzáis de que merece la pena.

"- No quiero torturarte, pero debo decírtelo.Y tú escuha... Éste es mi último deber como revolucionario y lo cumpliré. Tú, camarada Abarchuk, eres de una naturaleza especial. Nos conocimos en un tiempo, en un momento especial; nuestro mejor momento, me parece. Bien, tengo que decirlo...Nos equivocamos. Mira adónde nos ha llevado nuestro error (...)Pero ¿porqué arrepentirse ahora? Ningún arrepentimiento puede expiar lo que hemos hecho. Eso es lo que te quería decir. Punto primero. Ahora el sgundo: no compredimos la libertad. La aplastamos. Ni siquiera Marx la valoró: la libertad es el fundamento, el sentido, la base de la base. Sin libertad no hay revolución proletaria. Éste era el segundo y escucha el tercero. Atravesamos el campo, la taiga, pero nuestra fe es más fuerte que todo. Sin embargo, eso no es fortaleza sino instinto de conservación (...) Y así los comunistas han creado un ídolo, se han puesto uniformes y hombreras, profesan el nacionalismo, han levantado la mano contra la clase obrera, si es necesario revivirán las Centurias Negras..."

"La aspiración innata del hombre a la libertad es invencible; puede ser aplastada pero no aniquilada. El totalitarismo no puede renunciar a la violencia. Si lo hiciera, perecería. La eterna, ininterrumpida violencia, directa o enmascarada, es la base del totalitarismo. El hombre no renuncia a la libertad por propia voluntad. En esta conclusión se halla la luz de nuestros tiempos, la luz del futuro"

"La libertad consiste en el carácter irrepetible, único del alma de cada vida particular. El reflejo del universo en la conciencia del ser humano es el fundamento de la fuerza del ser humano, pero la vida se transforma en felicidad, libertad, se convierte en valor supremo sólo en la medida en que el individuo existe como mundo que nunca se repetirá en toda la eternidad. Sólo se puede experimentar la alegría de la libertad y la bondad cuando encontramos en los demás lo que hemos encontrado en nosotros mismos"

5 de septiembre de 2010

Trazos de un verano que se acaba

Desde hace cuatro años acudo al encuentro de la España profunda. Acudo a las fiestas de un pueblecito del Bierzo. Para mí, la llegada de ese fantástico fin de semana, lleno de comidas pantagruelicas, cremas de orujo, paquito el chocolatero, vino cabezón y la familia de F, me hace sentir que el verano toca a su fin, porque después solo queda Madrid y la perspectiva de volver a empezar con las obligaciones del año.
Una vez que ya habíamos disfrutado de las bodegas, de la buena comida y la buena bebida, de la música de la charanga que llegó tarde y de todo lo demás, volvíamos a Madrid en el coche. Yo iba sentado atrás y a mí derecha, un espectacular sol que se ponía, dejaba un cielo que parecía que sangraba, era una espectacular explosión de colores que se fueron apagando. Esa imagen me recordó que se acababa el verano y me puse a pensar en todo lo que tenía que hacer y en cómo iba a organizarme. Al cabo de un rato de pensar en el futuro inmediato, la música que se oía de fondo me llevó a recordar el pasado más reciente, es decir, en como se había pasado este verano.
Todo el mes de Julio en Aranjuez trabajando. Sus fiestas y sus madrugones. Las repetitivas comidas en los restaurantes. Toda la gente que se conoce en unos Cursos de Verano. El mes de agosto con sus días en Valencia. Fiesticas en la playa y en el puerto de Valencia. La bicicleta. Las buenas películas, a las que me estoy aficionando cada vez más. Libros. Amigos que se van y otros que vuelven. Deporte y más deporte. Pensando en todo y en nada una y otra vez. Posibles proyectos...
Todo un verano que se aleja y que queda en la memoria, mientras que otro "año" se acerca rapidamente e intento todavía aclararme para ver como saldrán las cosas.
Hasta que lo consiga, me aseguro a mí mismo que volveré a tomar con brío el blog y que volveremos a escribir al menos tanto como antes, intentando que al menos sea tan bueno como siempre (eso como píldora de amor propio, que nunca viene mal).
¡El espectáculo debe continuar!

6 de agosto de 2010

Impresionante marco; pero sobre todo insuperable compañía

Así es como acababa un sms que me llegó. Mi tio M me lo escribía después de una velada que será dificil de repetir.
Una cálida noche de verano. Una terraza de la Calle Juan Bravo y como fondo la embajada de Italia. Todo ello acompañado de la mejor Ginebra que jamás he probado. Todo era perfecto. Nos pusimos a hablar, la conversación fue tocando un montón de temas: recuerdos, familia, trabajo, religión y fe, matrimonio, amistad, proyectos personales, más recuerdos, consejos (sobre todo suyos). Jamás había podido hablar así con él, aunque habíamos hablado miles de veces. Una conversación de tú a tú, de hombre a hombre, uno de más de cuarenta y otro que todavía no alcanza los 25, pero de hombre a hombre.
A medidad que avanzaba la noche me daba cuenta de lo poco que le conocía pese a todas las veces que habíamos hablado. Mi admiración por él crece día a día, aunque a veces hemos tenido nuestros más y nuestro menos, sin embargo el cariño y la sintonía que tenemos en tantos temas es apabullante. Sabíamos que aquella noche, que aquella conversación, que de aquella ginebra nos íbamos a acordar.
Hubo muchos comentarios brillantes. Consejos que es mejor apuntar para no olvidar. "Una vez que tomas una decisión que te obliga para siempre, hay cuestiones que simplemente no te las puedes ni plantear" Me decía en relación al matrimonio.
Hace poco alguién me preguntaba como era para mí la felicidad, me quedé pensando y le respondí: "Es cuando estoy con mi familia o cuando estoy con algún amigo", mientras que le daba un par de palmadas en la espalda en reconocimiento de que su compañía se incluía entre los amigos, y por tanto en los momentos felices.
Aquella noche acabó, le acompañé hasta el hotel donde se hospedaba y me volví a casa paseando mientras confirmaba que la felicidad era ante todo una buena compañía.

28 de junio de 2010

¿Y eso para que me sirve?

Un profesor del Master en Análisis Económico Internacional (¡yo ya ostento dicha condición!), aprovechando que era la última clase, empezó a divagar sobre nuestra generación y sobre la idea de que las generaciones anteriores tenían un nivel cultural más alto. Pensaba así porque, según él, nosotros no solemos tener ni idea de geografía, historia, y además nos manejamos con un vocabulario de apenas doscientas palabras. Porque no tenemos ni idea de latín ni de griego. El cine nos es totalmente ajeno, salvo en los estrenos de cartelera. Las pinacotecas son para nosotros un mundo aún por descubrir…(Debo decir que en gran parte estoy de acuerdo con su opinión, pero ya me encargué yo de recordarle que la culpa, en gran parte, no es nuestra sino de la educación que nos han hecho tragar por los cuatros costados, pero esto ya lo explicaré otro día)

De repente, un alumno, sin demasiada preocupación por aparentar ser un bárbaro, cortó al profesor, (se notaba, la intervención estelar aún no había llegado), e hizo la pregunta del millón.: “¿Y eso para que me sirve? No me van a contratar o me van a dar un puesto de trabajo mejor si se donde nace el río Ebro” La pregunta causó estupor, sobre todo en el profesor, que no daba crédito. Sin embargo, consiguió reaccionar y dio una respuesta muy acertada.

Afirmó que la cultura (el cine, el arte, la literatura, la geografía, la historia…) sirve para disfrutar de las cosas, de hecho sirve para disfrutarlas sin más. Simplemente para disfrutar. Y ahí está la cuestión.

El Plan Bolonia ha hecho acto de entrada en la universidad, aunque su filosofía lleva largo tiempo instalada. Ésta no es otra que la de adquirir ciertas habilidades para cumplir con el perfil del puesto de trabajo que nuestra carrera puede conseguirnos. Creo que hablo con conocimiento de causa cuando digo que los universitarios buscan una carrera que les de salidas, y carreras orientadas hacia el mundo laboral. Saber por saber y tener una cultura más amplia no tiene demasiado atractivo. Duro pero es verdad.

Cuántas veces habré oído “¿Y para que sirve si yo no quiero dedicarme a esto?”. Las propias universidades, agobiadas por la necesidad de captar el mayor número posible de universitarios, han aceptado el rol de actuar como centros de Formación Profesional a lo bestia.

El único saber que merece la pena es el que nos facilite obtener un puesto de trabajo o el que nos ayude a medrar más dentro de la empresa. Por eso no acabo de entender porque luego hay gente que se escandaliza de que las empresas hagan acto de presencia si es lo mejor que puede pasar. Que cada empresa diga que es lo que busca en sus futuros trabajadores y que las universidades los preparen, así el paro juvenil no sería tan sangrante como el que hay ahora.

El mercantilismo se ha adueñado de la vida universitaria y de los universitarios. Da igual lo interesante que pueda llegar a ser una conferencia, si hay créditos, el éxito está asegurado. Sin embargo, sin créditos de por medio, ya puedes correr, porque para llenar un salón, tendrás que sudar la gota gorda para conseguirlo. E incluso los que nos dedicamos a agitar la vida universitaria las veinticuatro horas del día, nos mercantilizamos. Nos obsesionamos por llenar salones de actos, porque venga la prensa, por reventar los índices de visita a nuestras páginas webs. Olvidando que, probablemente, la cultura, el saber (simplemente por disfrutar de las cosas), muchas veces huye de las grandes multitudes. Sin embargo, somos esclavos de nuestro tiempo y nos adaptamos a las circunstancias, unos con más éxito que otros.

¿Es la universidad todavía el centro desde el que revolucionar el mundo? Una sociedad mercantilista, que no da nada sino recibe nada a cambio, necesita una universidad “ad hoc”, que enseñe solo lo que pueda rentabilizarse de un modo económico. Pero es que entonces ya no será universidad, y es que hace tiempo que dejo de serlo.

El Plan Bolonia tiene ciertos aspectos positivos, pero parece que en España nos vamos a quedar solo con lo procedimental por querer implantarlo a "coste cero". Saber, por disfrutar de las cosas ya no sirve. Ahora solo queremos saber para saber que tendremos un puesto de trabajo, desde luego es una aspiración normal y noble, pero no debería convertirse en el centro gravitatorio de la vida de un universitario.

Y luego los jóvenes somos unos incultos, que no nos vengan con milongas, esto es lo que hay, porque esto es lo que se ha sembrado.

20 de junio de 2010

Pasos por la Gran Via

Las nueve y media de la noche, el cumpleaños de A se ha chafado. F me llama y me dice que está "doblaisimo" después de festejar su final de carrera durante toda la jornada. Y yo en Plaza de España sin oficio ni beneficio. Pues nada, daremos una vuelta por la Gran Vía. Ya está anocheciendo, llevo todo el día intentando cortarme el pelo pero no ha habido manera. Sigo mi paseo, "¡Abiertos hasta las once!", no me lo puede creer, hasta las once una peluquería abierta. Entro y pregunto si me puedo cortar el pelo, me dicen que sí. Me siento y miro hacia la puerta, cuanta gente pasa, me gusta. El peluquero hace lo que quiere con mis greñas y me cambia la imagen. Una cresta, no se yo, demasiado arriesgado para mi estética conservadora. Al final me convence y salgo de nuevo a la calle, con look fashion, me gusta pero se que al día siguiente con las prisas y mi firme oposición a tardar más de veinte segundos en peinarme, no me plancharé el pelo ni de guasa. Sigo con mi paseo, sin preocupaciones ni ganas de buscarlas, solo quiero dar una vuelta. La Heladería Palazzo sale a mi encuentro, y cuando la heladería que tiene el mejor helado de menta con chocolate aparece uno no puede hacer el feo de no entrar, hace mucho que no tomo uno, entro y se lo pido, le digo que no he probado ninguno como el que hacen allí. Salgo de nuevo y continuo con mi paseo, con mucho cuidado de que no se me caiga mi tremenda bola de helado. Una ligera brisa acompaña mi paseo, no me da la gana pensar que haré en el futuro, solo pasear y disfrutar. Tengo que llamar a C porque no se si vamos a quedar. Llamo, me contesta, y empezamos a hablar sin parar, le cuento la tarde que he pasado y C me cuenta sus planes para el verano, al final mañana hemos quedado. Cuando cuelgo, casi sin darme cuenta, me he acabado el helado y ya he pasado por la Puerta de Alcalá y el Retiro. Son más de las once, debo coger el bus para volver a casa, mañana hay curro en la oficina. El peinado no me aguanta más allá de una noche...Volveremos a nuestro despeinado estilo habitual

7 de junio de 2010

"Tio, la gente sufre"

Hace mucho que no escribía pero resulta que entre el trabajo y los exámenes he andado muy justo de tiempo, y claro hemos tenido que recortar de algun lado.
Llevo mucho tiempo queriendo hablar de un tema que por distintos motivos siempre me llama mucho la atención. Éste no es otro que el del sufrimiento.
"Tio, la gente sufre". Esta es la frase que tantas veces me ha salido del alma cuando le comentaba a mi gran amigo F situaciones o circunstancias de la vida de personas que me rodean.
Creo que la frase no es muy original, sin embargo esconde uno de los grandes misterios en la existencia del ser humano. Sufrimos, ¿porqué?, ¿para qué?, ¿cómo es posible que siendo la felicidad el fin de nuestra existencia veamos tanto sufrimiento a nuestro alrededor y en nosotros mismos?, ¿quién sería capaz de dejarnos en este planeta, y luego dedicarse a mirar como no paramos de plantearnos esta cuestión y nos ahogamos en sus consecuencias?. Me decía F, que una de las grandes ventajas de estudiar su carrera es que puedes ver como desde hace más de veinte siglos el ser humano se plantea esta cuestión.
El sufrimiento es un hecho patente. La economía me ha hecho comprender en términos cuantitativos y numéricos la miseria de nuestro mundo y de nuestro siglo XXI. La vida me ha hecho ver en términos de realidad, y de "corazones rotos", como ni los mejores índices de calidad de vida, muchas veces son capaces de evitar el sufrimiento. Aquí, la gente no tiene un dolar al día para sobrevivir (término en el que tanto gusta expresar a la ONU la pobreza que hay en el mundo), pero sí que tiene un corazón que le sangra de un modo bestial porque está solo, porque no encuentran a la persona a la que amar. Porque no saben amar, porque no les han enseñado a amar. La gente está sola y por eso sufre. Me dio mucha pena oir a una preciosa chica en un garito, que me contaba , que pese a liarse con todo aquel que quería estaba triste porque el único chico que le importaba se lió con otra en sus narices.
Nuestra sociedad se regodea en una vida ficticia, aquella en la que la gente no sufre, en la que el éxito es el pan nuestro de cada día, un éxito concentrado en términos de peso, altura, ropas, moviles, coches, viajes, dinero y ascensos. Una vida en la que el amor no cuesta, y si es así tíralo a la basura. Un amor que es puro sentimiento como dice Alejandro Sanz.
Los medios nos invaden con anuncios de personajes sonrientes y exitosos. Pero ¿qué pasa? ¿No conocen la palabra dolor? ¿No sufren? Entonces, ¿porqué no se hacen eco de ello? ¿Porqué no se crean patrones de conducta en base a esta realidad menos amable pero tan patente?
Por suerte para algunos, el Cristianismo es el consuelo frente al dolor. Aunque muchas veces no veamos la respuesta en las claras explicaciones de la doctrina católica, o incluso cuando la realidad casi (y digo casi) barre nuestro cimientos más profundos.
Y si eso es así para nosotros que tenemos el consuelo de la Cruz, ¿cómo será para aquellos que no tienen nada que trascienda a nuestras propias fuerzas?
Y así ¿cómo no va a sufrir la gente?

23 de abril de 2010

Mujer de Rojo sobre Fondo Gris

“Nos bastaba mirarnos y sabernos. Nada importaban los silencios, el tedio de las primeras horas de la tarde. Estábamos juntos y era suficiente. Cuando ella se fue, todavía lo vi más claro: aquellas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar gran cosa de la vida, eran sencillamente la felicidad”

Mujer de Rojo sobre Fondo Gris, del nunca suficientemente apreciado y valorado Miguel Delibes

16 de abril de 2010

Reconstrucción de una conversación interesante

Era muy tarde. Volvía en coche con una chica tras un bonito acto de confirmación de un chaval, JdlR, al que no conozco demasiado pero del que se ve de lejos que es buena gente. Después de dejar a otras amigas en sus respectivas casas volvíamos L y un servidor. Estábamos cansados pero seguimos hablando y la conversación, a medida que avanzaba, se iba haciendo más interesante.

“Desde lo de las elecciones en mi universidad -me decía L- me he dado cuenta que la política está podrida. Profesores criticándose entre ellos, mintiendo y prometiendo cosas que luego no cumplen. La política está podrida”

No pude menos que esbozar una sonrisa y decir: “Es verdad que sí, pero mola, ¿no? De hecho, aunque te parezca mentira, hay gente en política que quiere hacer las cosas muy bien, no hay porque desesperarse, la cosa cambiará”. Ella escuchaba escéptica, típica reacción, de la cual ella no es para nada culpable. A continuación le pregunté: “Tú ¿a qué te quieres dedicar?”

“Pues no lo se, me gustaría dedicarme a la enseñanza y a algo más, me tiene que gustar y lo quiero hacer de un modo desinteresado. No quiero hacer nada que esté al servicio de ninguna ideología. Solamente porque me gusta”

La piqué un poco para ver como reaccionaba: “Bueno nunca hay una intención totalmente pura. Al final se acaba metiendo, aunque sea un poquito, la vanidad, el orgullo o la soberbia. Pero entre lo blanco, totalmente puro, y el negro, totalmente corrupto, hay un montón de grises. Yo creo que la vida se mueve en el gris, no hay nada absolutamente blanco, ni nada absolutamente negro. Y en política, como en casi todo, las cosas suelen ser grises”

Ella respondió: “Es que cuando pienso en la política, solo veo intereses, dinero y saludar a la gente para que me vote. Veo los medios de comunicación y me da miedo, porque hay muchísima gente detrás que intenta aprovecharse de los demás”

“Eso jamás, ¿miedo nosotros? Nosotros no podemos tener miedo. Lo que tenemos que tener son ganas de cambiar las cosas. No podemos tener miedo de nada ni a nadie. Al igual que hay cafres por ahí haciendo lo que les da la gana y proponiendo todo lo que se les ocurre, ¿porqué no vamos nosotros a hacer lo mismo e intentar cambiar las cosas?”

“Ya, pero es muy difícil que las cosas cambien. Nosotros no podemos cambiar el mundo”

“Mujer, nosotros solos no, eso está claro. Pero cuantos más seamos, más posibilidades tendremos de cambiarlas. Además los cambios son fruto de muchos pequeños esfuerzos. ¿Crees que Obama es un hecho aislado? ¿Que ha sido el primer hito en la lucha contra el racismo y en la lucha por la igualdad? Que va. En 1955, una tal Rosa Parks se negó a ceder el asiento a un blanco y moverse a la parte de atrás del autobús. La encarcelaron por ello, y se considera la chispa del Movimiento por los Derechos Civiles en los Estados Unidos. A ella le siguieron personas como Martin Luther King, Malcom X…Y ahora tras un montón de años de lucha a diario, del sacrificio de muchas personas, que pasaran desapercibidas en la Historia de la humanidad, aparece UNO, llamado Barack Obama, que recoge lo sembrado por otros muchos. La cuestión es hacer lo que creemos que debemos hacer, y el tiempo nos dirá si nos corresponde ser un momento estelar de la humanidad o uno de esos segundos oscuros que empujarán a otros a ser el detonante del cambio”

“Yo creo que nosotros no estamos aquí para derrotar a nadie. No hay ningún enemigo…”

“Ya bueno, pero el mal existe, ¿no?”

“Sí que existe…” Se quedó pensativa

“Yo creo que sí que tenemos que cambiar las cosas, al menos intentarlo. Con ilusión, seriedad y realismo. Cada uno desde donde le gusta. Tú misma me lo has dicho antes, tenemos mucha suerte por todo lo que hemos recibido: nuestra educación, nuestros padres y todo lo que nos han dado. No podemos tener miedo de nada ni a nadie. Somos unos privilegiados. El mundo está esperando a que le ofrezcamos todo esto...(me quedé callado, no sabía si decirlo pero al final lo hice) Mira, el mundo acabará escuchando todo lo que le podemos ofrecer, y se van a quedar flipando con nosotros, ¿entiendes? Pero nos lo tenemos que creer, te lo tienes que creer”

“Bueno, en fin, hemos llegado” Me dijo L.

“Gracias por traerme. Imagino que después de la brasa que te he soltado no querrás volver a verme”

Nos reímos los dos y nos despedimos. Salí del coche pensando aún en lo hablado. De nuevo había desoído el consejo de una amiga: "¡No hables tanto!" En fin, así me va.

"Las cosas pueden cambiar, pero nos lo tenemos que creer"

8 de abril de 2010

Mola

Mola es una expresión que proviene del verbo “molar”. El Diccionario de la Lengua española se refiere a este verbo de la siguiente manera: “Molar 1. intr. coloq. Gustar, resultar agradable o estupendo.”

Pues a mí me mola, me gusta, me resulta agradable y estupendo. Todo.

He salido a hacer mi descanso de media mañana, sin poder quitarme la sonrisa de la cara, ¿porqué? Pues no sabría dar una explicación concreta y determinante. Ahora bien, sí podría hacer una larga lista de pequeñas cosas que, a lo mejor entre todas, me llevan a este estado.

Me mola tomar el aire y que me de el sol después de pasar cuatro horas en un despacho sin luz natural. Me mola comer alguna fruta mientras hago este paseo.

Me mola saludar al mendigo, que con su viejo acordeón alegra el paso cansado, agobiado o alegre de los que pasamos por allí. Mola que al pasar acelere el ritmo de la música y con un gesto de cabeza te haga ver que es en honor a ti, y mola responder con otro gesto de cabeza en señal de agradecimiento.

Mola ver como amanece en la Plaza de las Ventas. Mola ver como los rayos de sol iluminan poco a poco el monumento de los toreros al doctor Fleming. Mola andar por la Calle Alcalá cuando solo están abiertas las cafeterías con unos pocos tomando café. Mola, me mola mucho, la Plaza de Manuel Becerra, por la mañana, a mediodía, por la tarde y por la noche. Mola su Burger King en el que tantas veces he estado sin tomar nada, molan sus terrazas, sus parques y su iglesia.

Mola pasear a solas por el centro de Madrid. Pensando en todo y en nada. Mola hacer proyectos. Mola ver mientras paseas a la gente pasar con sus teléfonos, perros, paraguas, bolsos, IPods, y lo que sea. Mola pasear hasta que se te haya pasado la melancolía, hayas digerido el éxito, el fracaso o el susto.

Pero mola mucho más todavía, pasear con un buen amigo, sin demasiada prisa y por cualquier sitio. Mola ir a solas con él y poder desahogarse. Mola ir hablando de futbol, de aspiraciones futuras y presentes, de trabajo, amores, planes para el “finde”, pontificando sobre política, religión o lo que se ponga al paso. Vamos hablando de todo y de nada.

Mola quedar con los amigos para tomarse unas coca-colas mientras arreglas el mundo, el nuestro y luego el de todos los demás. Mola escucharles contar como se hacen paso en la vida. Mola ver que nos hacemos mayores y que pese a todo sigues teniéndoles al lado.

Mola juntarse a cenar con tus padres y hermanos y partirte de risa mientras oyes las historias de cada uno, o quedarte a cuadros con los cotilleos que te cuentan. Mola, aunque no en el momento, las peleas monumentales que a veces se organizan en esas mismas cenas. Molan los planes conjuntos con tus hermanos y con tus padres. Molan las coñas con unos y con otros. Molan las confidencias cuando alguno lo pasa mal. Mola juntarse con toda la familia, a la que no ves más que unas cuantas veces al año. Mola ver como tus primos crecen sin remedio, que hace nada les estabas quitando los pañales y cubriendo de besos y ahora te extienden la mano al saludarte porque dicen que “ya son mayores”.

Me mola irme a Valencia, estar con mi familia, comer como un tragaldabas y desconectar de Madrid.

Me mola un montón pasear tranquilamente los viernes por la tarde al salir de trabajar. Mola respirar tranquilo con un horizonte de dos días de descanso. Mola llegar a fin de mes y ver que te han ingresado tus pocos euros que te has ganado.

Me mola salir a correr con mi música. Me mola imaginar que soy un atleta de élite, y que cuando corro si me esfuerzo un poco más ganaré la carrera. O que estoy cercano a batir el record del mundo si vuelvo a salir pronto. Me mola hasta la obsesión correr por la Playa de la Malvarrosa en Valencia. Me mola tener agujetas después de correr, ducharme y tener la sensación de cansancio físico.

Me mola un buen libro. Me mola leer la historia de personas que con sus defectos y virtudes ayudaron a cambiar el mundo, sin que ellos mismo fueran conscientes de todo lo que estaban haciendo. Me mola mucho Adolfo Suárez, porque era un chusquero y un tipo con muchos defectos pero siempre dispuesto a comerse el mundo y triunfar costase lo que costase aún sin contar con “nada” a favor, aunque ahora parezca lo contrario.

Me mola pensar que haremos historia. Me mola meterme en mil huertos. Me mola estar en todos los “embolaos” de mi universidad. Me mola la política. Me mola dar por culo diciendo que de acuerdo con la ley X esto no se puede hacer y lo otro sí. Me mola jugar a interpretar la ley de acuerdo con lo que me interesa defender en cada caso. Me mola buscar alegaciones de las causas que defiendo. Me mola competir para ver quien resuelve antes un caso. En fin, me mola el derecho y me mola saber de derecho. Me gusta ser un friki de mi carrera.

Me mola hacerme ilusiones cuando conozco a una chica que me gusta, aunque no mole tanto que luego no te haga ni caso. Pero mola también darse cuenta de que todo suma, de que siempre puedes aprender, y que nos queda tanto por saber de las mujeres, que son un bendito misterio. Mola darse cuenta de que al final la chica llegará, aunque no sepas cuando, cómo ni donde. Mola cuando te armas de valor y dices “ésta caerá, no me rindo”. Mola cuando te hacen caso y mola reírse con un amigo de los ridículos que, todos, alguna vez hemos hecho por una chica.

Me mola imaginarme de mayor con mi familia, mis hijos y mi santa esposa. Haciendo todo lo que me gusta. Me mola pensar que, gracias a Dios, tengo el ejemplo de mis padres para no fracasar en el único proyecto vital que de verdad importa.

Me molaría poder llegar al final de mis días, darme la vuelta, ver todo lo que he hecho y poder decir que me he dejado la piel en el empeño, que lo he dado todo, y que el triunfo o el fracaso de nuestros proyectos en realidad no importan tanto, porque todo suma para la causa de las personas. Y el verdadero triunfo es poder haber hecho lo que nos gusta y habernos atrevido a ello. Siendo así,¿cómo vamos a fracasar?

Me molan muchas cosas más, pero lo que no me molaría nada es cansarte. Aquí lo dejo. ¿Crees que me deje alguna importante? Puede ser, pero desde luego ¡todas éstas me molan!

7 de abril de 2010

Reencuentro

Titubeé antes de escribir “un amigo por el cual yo hubiera estado dispuesto a dar la vida”. Pero incluso después de treinta años creo que no se trataba de una exageración y que habría aceptado morir por un amigo… casi alegremente. Al igual que daba por supuesto que era dulce et decorum pro Germania mori, también habría aceptado que morir pro amico era igualmente dulce et decorum. Entre los dieciséis y los dieciocho años, los jóvenes combinan a veces una cándida inocencia, una pureza radiante de cuerpo y mente, con un anhelo exasperado de devoción absoluta y desinteresada. Generalmente, esta etapa sólo abarca un breve lapso, pero por su intensidad y singularidad perdura como una de las experiencias más preciosas de la vida.”

"Reencuentro" de Fred Uhlman. Editorial Tusquets

26 de marzo de 2010

¿Cómo recordarán el aborto dentro de cien años? Parte II

Aquí va la segunda parte de esta entrada, espero que no os canse, que os guste y que opinéis al respecto.

En este debate están, por un lado los provida, nutridos (en España) sobre todo por movimientos católicos. Aunque cabe decir que las tres grandes religiones monoteístas del mundo (Cristianismo, Judaísmo y el Islam) coinciden en este punto.

Por otro lado, los prochoice, nutridos en su mayoría por personas pertenecientes a clínicas abortistas, y esto no es una exageración para machacar, animo a acudir a las actas de los debates en el Congreso de los Diputados para identificar a los ponentes que el PSOE aportó. Éstos argumentan que no se puede ceder ante las pretensiones religiosas, y que si hay gente a favor de la vida es porque somos religiosos y creemos en Dios. Es cierto que a mí me mueve, en parte, mi fe, pero es más cierto que no pretendo convencer a nadie con motivos de fe. La ciencia ha demostrado que hay una vida diferente a la de la madre desde el momento de la fecundación. Pero eso da igual, se repite una y otra vez que defender la vida es una cuestión de fe, y (esto lo digo yo) de dinero y de intereses políticos…

Entonces, el argumento contra los “ataques religiosos a la neutralidad del Estado” es decir lo siguiente: “Hay vida a partir del momento en el que el legislador lo establezca”, ésta es la respuesta dada por profesores de universidad en los debates al respecto. Y lo dicen sin inmutarse, olvidando que el legislador a lo largo de la historia ha dicho gilipolleces soberanas. El siglo XX es un buen ejemplo.

Por lo tanto, si el legislador decide que en la primera semana hay vida, ahí hay vida. Si decide que es en el momento de la anidación, ahí habrá vida. Ni antes ni después. Muy científico, desde luego que sí. No se que es más peligroso para la sociedad, si la fe del creyente en Dios, o la fe ciega de alguien en la voluntad de un parlamento vendido a lo que se decida en los pasillos entre cuatro mentecatos.

Y ¿quién es el legislador? Una serie de personajes que son, en el 90% de los casos, tipos desconocidos para sus votantes, y que dirán si hay vida o no dependiendo de cuántos dedos levante su jefe. Desde luego podemos estar tranquilos.

A nivel social, la gente, la que no pertenece a ningún grupo de los arriba mencionados, no dice abiertamente que el aborto sea bueno, de hecho lo más cercano que oigo es “bueno si ella quiere que lo haga, pero desde luego no es un derecho”. A nivel social el tema del aborto es una cuestión molesta, que mejor no cuestionársela. Es un tema silenciado durante muchos años por todos. Y ahora ¿qué? ¿Qué hacemos? En España ya se han practicado más de un millón de abortos, es decir más de un millón de historias que no se contarán. No se puede culpar solo a la mujer. La culpa es general, el fracaso es total. La responsabilidad es de todos. Gobiernos (del color que sean), Partidos políticos, medios de comunicación, cultura, empresas, familias y amigos, todos. Al final todos participaremos del fracaso social que supone reconocer el aborto como un derecho.

Por último. Siempre me hago una pregunta que me ayuda mucho a dimensionar la cuestión en concreto. Ésta es ¿qué dirán de nosotros dentro de 100 años? ¿Cómo se verá esta época? ¿Cómo nos recordarán? Como una época estelar de la humanidad, o más bien, leerán de qué iba el tema y asentirán con la cabeza mientras piensan: “Los hombres somos siempre iguales. En cada época nos creemos los únicos, los más originales. Creemos que los que iban por detrás no se enteraban de nada, y que nosotros somos la excepción a más de tres mil años de historia.” Sin embargo si miramos ahora hacia atrás, a los romanos por ejemplo, vemos cuanto nos parecemos a ellos. En España, hasta nuestro sistema jurídico encuentra sus raíces allí. Los hombres repetimos una y otra vez la misma secuencia, una secuencia que representa la esencia del hombre: su genio, sus virtudes y sus defectos. Y así estaremos hasta el final de los días sino aprendemos de la historia, y aunque aprendamos lo repetiremos una y otra vez, de un modo más o menos acentuado.

Haremos muchas aportaciones al futuro, de eso no me cabe la menor duda. Solo espero que no sean todas de cosas a evitar.

Lo que sí puedo confirmar es que el aborto será una de esas secuencias que convendría desterrar, pero no olvidar.

23 de marzo de 2010

¿Cómo recordarán el aborto dentro de cien años? Parte I

¿Cómo recordarán el aborto dentro de cien años? Parte I

Hoy quiero hablar de un tema que últimamente está en boca de todos y que creo que es verdaderamente importante. El Aborto. Y como me voy extender mucho he decidido ponerlo en dos partes para no cansar a nadie ni acabar con vuestra paciencia.


Personalmente me considero, cuando hablamos de cuestiones sociales y políticas, una persona moderada, procuro ver detrás de toda propuesta, sea la que sea, lo positivo de ello. Sin embargo, en el tema del aborto no puedo. Me pongo enfermo al oír los argumentos esgrimidos a favor del supuesto derecho a elegir. Es un debate que ha causado mucha bronca entre los partidos y un levantamiento masivo de los movimientos provida.


Como miembro de una asociación de debate (www.fdpagora.es) he procurado organizar debates sobre el tema. En concreto hemos organizado tres conferencias al respecto, en la que han tenido la oportunidad de presentar sus argumentos ambas partes. El tema me preocupa y me parece interesante.

La primera idea que me viene a la cabeza es que reconocer el aborto como derecho es síntoma de que algo va mal en la sociedad. Estamos ante una sociedad en decadencia, que ha perdido su identidad y no sabe dónde encontrarla de nuevo. Los avances científicos en vez de servir al hombre se convierten en elemento degradador de su naturaleza. Desde siempre, el instinto materno ha sido, y aún es, algo más fuerte que cualquier ejército, y sin embargo “gracias” a los nuevos avances (tecnológicos, científicos, sociales, laborales etc) se machaca sin piedad esa tendencia natural de la madre.


La segunda idea. En todo este debate, me da la impresión de que la gran olvidada es la mujer embarazada. A ésta la dejan todos de lado. El otro día iba en el metro y vi a una chica de mi edad embarazadísima, no parecía provenir de una familia con muchos ingresos, pero allí estaba ella, sin perder la sonrisa. Y a esa chica quién la ayuda. Cuando dicen que con esta nueva ley quieren dar más autonomía a la mujer, ¿cómo ayudan a la mujer que quiere seguir con su embarazo? ¿Qué políticas se hacen para ellas? O ¿qué políticas se hacen para las que ya han abortado? Sí, las que ya lo han hecho y se encuentran destrozadas porque saben que acaban de hacer algo irreparable. Muchas de las mujeres que abortan acaban con depresiones, pero de eso nadie habla. La mujer es la gran olvidada por esta ley que alega mayor autonomía para la mujer. Y además todos los órganos consultivos del Estado ya se han encargado de allanar el camino a esta nueva ley, a este respecto recomiendo la lectura del informe del Consejo de Estado, algo verdaderamente sorprendente, por quien lo firma y por lo que ahí se dice.


Otra cosa que me rompe es que la ley de interrupción voluntaria del embarazo (aborto) pretenda imponerlo como obligatorio en las carreras de medicina. Sencillamente demencial. O sea que siendo la medicina la ciencia dedicada al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la muerte del ser humano, e implica el arte de ejercer tal conocimiento técnico para el mantenimiento y recuperación de la salud, la nueva ley pretende que las universidades impartan el horror del aborto, que por otra parte no tiene más arte que el de enseñar como funciona una aspiradora con cuchillas en el útero de la mujer.

El resto en el siguiente post, si te atreves a aguantarme todavía.

4 de marzo de 2010

El que la sigue la consigue

"Son las dos, me voy a comer M". Me he levantado, me he metido el móvil en el bolsillo y he subido a la segunda planta dispuesto a devorar mi bocadillo y mi naranja. Allí, he entrado en el office y he arrancado mi bolsa del frío de la nevera. Pensaba comer en la cafetería, pero al ver el buen tiempo que hacía he camabiado de opinión. He vuelto a mi oficina, he cogido mi abrigo y, feliz por la espectativa de cambiar de aires, he salido a la calle. Rapidamente he dirigido mis pasos hacia el parque más cercano y allí sentado en un banco me de dedicado a saborear mi almuerzo.


Mientras comía y disfrutaba del buen tiempo he visto algo que me ha dado para varias reflexiones.


Una paloma, macho por lo que después se ha visto, se ha acercado a otra y ha empezado a desplegar todo su plumaje. La paloma, hembra, ha empezado a huir, pero el palomo no se ha dado por vencido. Ha desplegado todo su plumaje, cuello, alas y cola, todo, e iba detrás suyo. Y así han estado un buen rato. Me ha hecho gracia. Es tremendamente parecido a lo que ocurre con las personas, ¿no?. La chica se hace la escurridiza, mientras el chico despliega todos sus encantos, lo que él entiende por tal claro. Unos al verla huir desisten; otros siguen y desisten un poco más tarde; y otros luchan hasta que la cosa parece absurda.


Pero a veces, ni con esas, salen las cosas como nos gustarían-mientras pensaba en esto, las palomas seguían a lo suyo, y no he podido dejar de pensar "ánimo palomo que te queda poco, ésta cae en nada"-.


Por regla general, algo que nos cuesta mucho conseguir, es algo que a la larga apreciaremos más. No lo dejaremos escapar tan facilmente. Mientras llega, es importante saber esperar. Esperar con calma, apreciando lo que nos sucede hasta entonces y en cada momento. Sin posponer nuestra felicidad actual por esas aspiraciones futuras. Y esto es aplicable a todo. Debemos saber esperar. Esperar que cada cosa llegue en su momento. Amor, trabajo, amigos, los éxitos profesionales, los triunfos personales... Todas estas cosas precisan de un tiempo de maduración interior, y también de un poco de confianza, en nosotros y...en la Providencia. Sin olvidar lo que ya tenemos, o despreciar lo ya conseguido. Por decirlo de alguna forma, un carpe diem bien entendido.


A todo esto, la parejita seguía a lo suyo, el uno detrás de la otra. Parecía que no había forma, pero por desgracia no había tiempo para más. Bocadillo y naranja ya habían sido devorados, y mi tiempo se había acabado, tenía que regresar. La simpática historia de amor tendría un fin desconocido para mí...


Una vez que he acabado con mi jornada laboral he salido dispuesto a correr para no llegar tarde a clase. Andando camino del bus me he encontrado, y no es broma ni recurso estilístico de ningún tipo, a la parejita por la acera de la Calle Goya. El macho con las plumas desplegadas y la otra huyendo. Éste, por lo visto, estaba dispuesto a seguir hasta que la cosa fuese absurda (ya había superado las dos primeras fases) o...hasta conseguirlo.


Desde luego, en esta vida el que la sigue la consigue...

25 de febrero de 2010

Una misma realidad, mil formas de expresarlo


Iba hoy en el Metro, de vuelta de la UCM con un amigo (un buen amigo), llamémosle F. Le comentaba algo sobre las frases hechas, esas que tanto me gustan.
Le decía: "En realidad lo bueno de esas frases es que no son niños de 18 años (o 23 por ejemplo) los que las "inventaron". Esas frases, que están en boca de todos y que parecen del imaginario popular, tienen verdadero sentido cuando el que la pronuncia ha vivido lo suficiente como para decir, con conocimiento de causa, que "Hay que levantarse cada vez que caes". Porque claro, un chiquito de 18 o 19 años, no sabrá bien lo que es caerse ni nada parecido (aunque siempre habrá excepciones) y no sabrá lo que duele luego el levantarse, pero poco a poco lo vamos aprendiendo.
Entiendes estas frases cuando ves que la misma persona que te dice que "la vida es bella", a la vez sabe, y dice, que "la vida es muy puta". Sabe que ambas expresiones hablan de la misma vida, la de todos y cada uno de nosotros. Sabe que las dos son ciertas, aunque no son suficientes para explicarla. La vida no se puede contener en una sola frase, o en dos. Se necesitarían un millón, por lo menos.
Entendiendo esto, comprendes que aunque haya momentos de tu vida en los que "tu frase" sea más bien triste, o bien sea una frase de carácter eufórico, la vida es siempre la misma. Las mismas oportunidades, la misma gente que te quiere, tus mismos talentos, tus mismos miedos y defectos. Lo único que cambia es tu perspectiva. Tienes que procurar no olvidarlo nunca. Hay que darle un toque de relativismo a todo lo que nos ocurre" F me corta y me dice " eso se llama tener visión de conjunto". Cuánto sabes F...
Pues eso, visión de conjunto y no perder la perspectiva. La vida es siempre igual de dulce y de dura, y eso es lo que la hace tan adictiva...

Un día de Cólera


"- Tenemos prisa, Rafael.
- Espera, te digo. Hay algo que no te he contado todavía. Ayer en el parque, hubo momentos extraños. Me sentía raro, ¿sabes?... Ajeno a todo cuanto no fuese aquella gente y aquellos cañones con los que nos esfrozábamos tanto...Era singular verlos a todos, las mujeres, los vecinos, los muchachos, pelear como lo hicieron ellos, sin munciones competentes(...)y a los franceses tres veces rechazados y hasta en una ocasión prisioneros...Que eran diez veces mas que nosotros, y no pensaron en fugarse cuando les tiramos el cañonazo, porque estaban más atónitos que vencidos...No sé si comprendes lo que quiero decir.
- Lo comprendo-sonríe el hermano-. Te sentías orgulloso, como yo lo estoy ahora de ti.
- Quizá sea la palabra. Orgullo...Me sentía así entre aquellos paisanos. Como una piedra de un muro, ¿entiendes?...Porque no nos rendimos, fíjate bien. No hubo capitulación porque Daoiz no quiso. No hubo más que una ola inmensa de franceses anegándonos hasta que no tuvimos con qué pelear. Dejamos de luchar sólo cuando nos inundaron, ¿ves lo que quiero decir?...Como se deshace y desmorona un muro después de haber aguantado muchas avenidas y torrentes y temporales, hasta que ya no puede más, y cede. (...)
-Piedras y muros-añade-. Por un momento parecíamos una nación...Una nación orgullosa e indomable. (...)
-Fue un espejismo, ya lo ves. No duró mucho.
Rafael de Arango sigue quieto, mirando la ventana por la que, como un gris presentimiento, entra la luz del 3 de Mayo de 1808.
-Nunca se sabe-murmura-. En realidad, nunca se sabe"


"Un día de cólera" de Arturo Pérez Reverte. Editorial Alfaguara

20 de febrero de 2010

Las caras de la realidad


El otro día me metí en internet para ver qué decía la prensa. Emepecé por ABC, bajé y bajé hasta que me detuve en una curiosa foto. José María Aznar, saludaba con una mano a un grupo de jóvenes, sin embargo tenía la sensación de que el saludo no era habitual. Uno de los dedos, sobresalía sobre todos los demás, y además sonreía. Apreté sobre la noticia y la leí. "Un grupo de jóvenes increpó al ex-presidente, antes, durante y después de la conferencia" El ex-presidente habló de la crisis económica mientras lo tildaban de asesino, fascista y el resto de retahíla de insultos típicos de un "progre". Pero nada decía del saludo. Pensé, "entonces no era un corte de mangas", pero me picaba la curiosidad y me dije "métete en la web de El País que seguro que algo dice. Y...efectivamente. El País dedicó toda una noticia al corte de mangas de Aznar, por supuesto nada dijo de los insultos que precedieron al singular gesto, ni del contenido de la conferencia. Nada, solo el corte de mangas que dirigió a unos jóvenes que andaban por ahí.
Sobre el propio gesto tengo que decir que es un acto poco educado y que no debería caber en el protocolo de un ex-presidente, por mucho que le digan e insulten. No puede ni debe ponerse a la altura de esos maleducados, simplemente porque él ha sido el máximo representante de España durante 8 años, así que no puede.
Ahora bien, lo que más me llama la atención es que si alguién quería saber qué había pasado exactamente debería haber leído dos periódicos, porque cada uno contaba solamente una parte de la realidad, como si la otra no contara. Bien, pues esto es lo que suele ocurrir habitualmente. La gente que solo lee un periódico o que solo ve una cadena de televisión probablemente tendrá una visión de la realidad completamente sesgada y limitada, y así poco puede hacer una sociedad democrática.
Parece ser que la realidad tiene varias caras, cada uno coge la que le gusta. A golpe de "clicks" configuras tu realidad. Tú sabrás cuál eliges.
¿No te parece preocupane?

24 de enero de 2010

Son cosas que pasan

Así es como se llama mi blog, y así se llama también el primer post, ¡mi primer post!. Ya llevaba un tiempo pensando en hacer uno, pero temía empezar a escribir para dejarlo de lado al poco tiempo, y esa idea me frenaba. Al final me he animado, dejando de lado la idea de que a lo mejor un dia dejo de escrbir.

El nombre del blog es una frase que todos utilizamos a menudo. "Son cosas que pasan". "Así es la vida". "Dicen que la vida son dos días". "Que venimos al mundo a sufrir". "Que la vida es un regalo". "Tienes lo que te mereces"...y otras tantas ¿a qué sí? Hace un tiempo no me gustaba usar este tipo de expresiones y me dedicaba a buscar frases más rebuscadas y originales para dar respuesta a las cosas que a uno le pasan por la vida. Sin embargo, desistí y empecé a pensar que quizás la solución sería simplemente buscar la "frase hecha" más adecuada para cada momento. Salvo en el caso de que se me ocurriera algo de "cosecha propia" (otra expresión hecha).

Aquí voy a procurar contar cosas que pasan en la vida, en la mía (qué le vamos a hacer)o cosas que se me ocurren, o que se le ocurren a alguién y me hace participe de ellas. O cosas que saque de algún libro que esté leyendo en ese momento. O canciones, que soy más bien un perfecto desconocedor. Lo que sea.

Respecto a mí, poco a poco iré descubriéndome. A medida que vaya contando cosas, necesariamente iré desvelando datos de mí mismo (que misterioso suena), aunque soy acérrimo defensor de la protección de datos y muy beligerante contra las nuevas tecnologías.

Bueno simplemente ¡bienvenido!