26 de marzo de 2010

¿Cómo recordarán el aborto dentro de cien años? Parte II

Aquí va la segunda parte de esta entrada, espero que no os canse, que os guste y que opinéis al respecto.

En este debate están, por un lado los provida, nutridos (en España) sobre todo por movimientos católicos. Aunque cabe decir que las tres grandes religiones monoteístas del mundo (Cristianismo, Judaísmo y el Islam) coinciden en este punto.

Por otro lado, los prochoice, nutridos en su mayoría por personas pertenecientes a clínicas abortistas, y esto no es una exageración para machacar, animo a acudir a las actas de los debates en el Congreso de los Diputados para identificar a los ponentes que el PSOE aportó. Éstos argumentan que no se puede ceder ante las pretensiones religiosas, y que si hay gente a favor de la vida es porque somos religiosos y creemos en Dios. Es cierto que a mí me mueve, en parte, mi fe, pero es más cierto que no pretendo convencer a nadie con motivos de fe. La ciencia ha demostrado que hay una vida diferente a la de la madre desde el momento de la fecundación. Pero eso da igual, se repite una y otra vez que defender la vida es una cuestión de fe, y (esto lo digo yo) de dinero y de intereses políticos…

Entonces, el argumento contra los “ataques religiosos a la neutralidad del Estado” es decir lo siguiente: “Hay vida a partir del momento en el que el legislador lo establezca”, ésta es la respuesta dada por profesores de universidad en los debates al respecto. Y lo dicen sin inmutarse, olvidando que el legislador a lo largo de la historia ha dicho gilipolleces soberanas. El siglo XX es un buen ejemplo.

Por lo tanto, si el legislador decide que en la primera semana hay vida, ahí hay vida. Si decide que es en el momento de la anidación, ahí habrá vida. Ni antes ni después. Muy científico, desde luego que sí. No se que es más peligroso para la sociedad, si la fe del creyente en Dios, o la fe ciega de alguien en la voluntad de un parlamento vendido a lo que se decida en los pasillos entre cuatro mentecatos.

Y ¿quién es el legislador? Una serie de personajes que son, en el 90% de los casos, tipos desconocidos para sus votantes, y que dirán si hay vida o no dependiendo de cuántos dedos levante su jefe. Desde luego podemos estar tranquilos.

A nivel social, la gente, la que no pertenece a ningún grupo de los arriba mencionados, no dice abiertamente que el aborto sea bueno, de hecho lo más cercano que oigo es “bueno si ella quiere que lo haga, pero desde luego no es un derecho”. A nivel social el tema del aborto es una cuestión molesta, que mejor no cuestionársela. Es un tema silenciado durante muchos años por todos. Y ahora ¿qué? ¿Qué hacemos? En España ya se han practicado más de un millón de abortos, es decir más de un millón de historias que no se contarán. No se puede culpar solo a la mujer. La culpa es general, el fracaso es total. La responsabilidad es de todos. Gobiernos (del color que sean), Partidos políticos, medios de comunicación, cultura, empresas, familias y amigos, todos. Al final todos participaremos del fracaso social que supone reconocer el aborto como un derecho.

Por último. Siempre me hago una pregunta que me ayuda mucho a dimensionar la cuestión en concreto. Ésta es ¿qué dirán de nosotros dentro de 100 años? ¿Cómo se verá esta época? ¿Cómo nos recordarán? Como una época estelar de la humanidad, o más bien, leerán de qué iba el tema y asentirán con la cabeza mientras piensan: “Los hombres somos siempre iguales. En cada época nos creemos los únicos, los más originales. Creemos que los que iban por detrás no se enteraban de nada, y que nosotros somos la excepción a más de tres mil años de historia.” Sin embargo si miramos ahora hacia atrás, a los romanos por ejemplo, vemos cuanto nos parecemos a ellos. En España, hasta nuestro sistema jurídico encuentra sus raíces allí. Los hombres repetimos una y otra vez la misma secuencia, una secuencia que representa la esencia del hombre: su genio, sus virtudes y sus defectos. Y así estaremos hasta el final de los días sino aprendemos de la historia, y aunque aprendamos lo repetiremos una y otra vez, de un modo más o menos acentuado.

Haremos muchas aportaciones al futuro, de eso no me cabe la menor duda. Solo espero que no sean todas de cosas a evitar.

Lo que sí puedo confirmar es que el aborto será una de esas secuencias que convendría desterrar, pero no olvidar.

23 de marzo de 2010

¿Cómo recordarán el aborto dentro de cien años? Parte I

¿Cómo recordarán el aborto dentro de cien años? Parte I

Hoy quiero hablar de un tema que últimamente está en boca de todos y que creo que es verdaderamente importante. El Aborto. Y como me voy extender mucho he decidido ponerlo en dos partes para no cansar a nadie ni acabar con vuestra paciencia.


Personalmente me considero, cuando hablamos de cuestiones sociales y políticas, una persona moderada, procuro ver detrás de toda propuesta, sea la que sea, lo positivo de ello. Sin embargo, en el tema del aborto no puedo. Me pongo enfermo al oír los argumentos esgrimidos a favor del supuesto derecho a elegir. Es un debate que ha causado mucha bronca entre los partidos y un levantamiento masivo de los movimientos provida.


Como miembro de una asociación de debate (www.fdpagora.es) he procurado organizar debates sobre el tema. En concreto hemos organizado tres conferencias al respecto, en la que han tenido la oportunidad de presentar sus argumentos ambas partes. El tema me preocupa y me parece interesante.

La primera idea que me viene a la cabeza es que reconocer el aborto como derecho es síntoma de que algo va mal en la sociedad. Estamos ante una sociedad en decadencia, que ha perdido su identidad y no sabe dónde encontrarla de nuevo. Los avances científicos en vez de servir al hombre se convierten en elemento degradador de su naturaleza. Desde siempre, el instinto materno ha sido, y aún es, algo más fuerte que cualquier ejército, y sin embargo “gracias” a los nuevos avances (tecnológicos, científicos, sociales, laborales etc) se machaca sin piedad esa tendencia natural de la madre.


La segunda idea. En todo este debate, me da la impresión de que la gran olvidada es la mujer embarazada. A ésta la dejan todos de lado. El otro día iba en el metro y vi a una chica de mi edad embarazadísima, no parecía provenir de una familia con muchos ingresos, pero allí estaba ella, sin perder la sonrisa. Y a esa chica quién la ayuda. Cuando dicen que con esta nueva ley quieren dar más autonomía a la mujer, ¿cómo ayudan a la mujer que quiere seguir con su embarazo? ¿Qué políticas se hacen para ellas? O ¿qué políticas se hacen para las que ya han abortado? Sí, las que ya lo han hecho y se encuentran destrozadas porque saben que acaban de hacer algo irreparable. Muchas de las mujeres que abortan acaban con depresiones, pero de eso nadie habla. La mujer es la gran olvidada por esta ley que alega mayor autonomía para la mujer. Y además todos los órganos consultivos del Estado ya se han encargado de allanar el camino a esta nueva ley, a este respecto recomiendo la lectura del informe del Consejo de Estado, algo verdaderamente sorprendente, por quien lo firma y por lo que ahí se dice.


Otra cosa que me rompe es que la ley de interrupción voluntaria del embarazo (aborto) pretenda imponerlo como obligatorio en las carreras de medicina. Sencillamente demencial. O sea que siendo la medicina la ciencia dedicada al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la muerte del ser humano, e implica el arte de ejercer tal conocimiento técnico para el mantenimiento y recuperación de la salud, la nueva ley pretende que las universidades impartan el horror del aborto, que por otra parte no tiene más arte que el de enseñar como funciona una aspiradora con cuchillas en el útero de la mujer.

El resto en el siguiente post, si te atreves a aguantarme todavía.

4 de marzo de 2010

El que la sigue la consigue

"Son las dos, me voy a comer M". Me he levantado, me he metido el móvil en el bolsillo y he subido a la segunda planta dispuesto a devorar mi bocadillo y mi naranja. Allí, he entrado en el office y he arrancado mi bolsa del frío de la nevera. Pensaba comer en la cafetería, pero al ver el buen tiempo que hacía he camabiado de opinión. He vuelto a mi oficina, he cogido mi abrigo y, feliz por la espectativa de cambiar de aires, he salido a la calle. Rapidamente he dirigido mis pasos hacia el parque más cercano y allí sentado en un banco me de dedicado a saborear mi almuerzo.


Mientras comía y disfrutaba del buen tiempo he visto algo que me ha dado para varias reflexiones.


Una paloma, macho por lo que después se ha visto, se ha acercado a otra y ha empezado a desplegar todo su plumaje. La paloma, hembra, ha empezado a huir, pero el palomo no se ha dado por vencido. Ha desplegado todo su plumaje, cuello, alas y cola, todo, e iba detrás suyo. Y así han estado un buen rato. Me ha hecho gracia. Es tremendamente parecido a lo que ocurre con las personas, ¿no?. La chica se hace la escurridiza, mientras el chico despliega todos sus encantos, lo que él entiende por tal claro. Unos al verla huir desisten; otros siguen y desisten un poco más tarde; y otros luchan hasta que la cosa parece absurda.


Pero a veces, ni con esas, salen las cosas como nos gustarían-mientras pensaba en esto, las palomas seguían a lo suyo, y no he podido dejar de pensar "ánimo palomo que te queda poco, ésta cae en nada"-.


Por regla general, algo que nos cuesta mucho conseguir, es algo que a la larga apreciaremos más. No lo dejaremos escapar tan facilmente. Mientras llega, es importante saber esperar. Esperar con calma, apreciando lo que nos sucede hasta entonces y en cada momento. Sin posponer nuestra felicidad actual por esas aspiraciones futuras. Y esto es aplicable a todo. Debemos saber esperar. Esperar que cada cosa llegue en su momento. Amor, trabajo, amigos, los éxitos profesionales, los triunfos personales... Todas estas cosas precisan de un tiempo de maduración interior, y también de un poco de confianza, en nosotros y...en la Providencia. Sin olvidar lo que ya tenemos, o despreciar lo ya conseguido. Por decirlo de alguna forma, un carpe diem bien entendido.


A todo esto, la parejita seguía a lo suyo, el uno detrás de la otra. Parecía que no había forma, pero por desgracia no había tiempo para más. Bocadillo y naranja ya habían sido devorados, y mi tiempo se había acabado, tenía que regresar. La simpática historia de amor tendría un fin desconocido para mí...


Una vez que he acabado con mi jornada laboral he salido dispuesto a correr para no llegar tarde a clase. Andando camino del bus me he encontrado, y no es broma ni recurso estilístico de ningún tipo, a la parejita por la acera de la Calle Goya. El macho con las plumas desplegadas y la otra huyendo. Éste, por lo visto, estaba dispuesto a seguir hasta que la cosa fuese absurda (ya había superado las dos primeras fases) o...hasta conseguirlo.


Desde luego, en esta vida el que la sigue la consigue...