28 de junio de 2010

¿Y eso para que me sirve?

Un profesor del Master en Análisis Económico Internacional (¡yo ya ostento dicha condición!), aprovechando que era la última clase, empezó a divagar sobre nuestra generación y sobre la idea de que las generaciones anteriores tenían un nivel cultural más alto. Pensaba así porque, según él, nosotros no solemos tener ni idea de geografía, historia, y además nos manejamos con un vocabulario de apenas doscientas palabras. Porque no tenemos ni idea de latín ni de griego. El cine nos es totalmente ajeno, salvo en los estrenos de cartelera. Las pinacotecas son para nosotros un mundo aún por descubrir…(Debo decir que en gran parte estoy de acuerdo con su opinión, pero ya me encargué yo de recordarle que la culpa, en gran parte, no es nuestra sino de la educación que nos han hecho tragar por los cuatros costados, pero esto ya lo explicaré otro día)

De repente, un alumno, sin demasiada preocupación por aparentar ser un bárbaro, cortó al profesor, (se notaba, la intervención estelar aún no había llegado), e hizo la pregunta del millón.: “¿Y eso para que me sirve? No me van a contratar o me van a dar un puesto de trabajo mejor si se donde nace el río Ebro” La pregunta causó estupor, sobre todo en el profesor, que no daba crédito. Sin embargo, consiguió reaccionar y dio una respuesta muy acertada.

Afirmó que la cultura (el cine, el arte, la literatura, la geografía, la historia…) sirve para disfrutar de las cosas, de hecho sirve para disfrutarlas sin más. Simplemente para disfrutar. Y ahí está la cuestión.

El Plan Bolonia ha hecho acto de entrada en la universidad, aunque su filosofía lleva largo tiempo instalada. Ésta no es otra que la de adquirir ciertas habilidades para cumplir con el perfil del puesto de trabajo que nuestra carrera puede conseguirnos. Creo que hablo con conocimiento de causa cuando digo que los universitarios buscan una carrera que les de salidas, y carreras orientadas hacia el mundo laboral. Saber por saber y tener una cultura más amplia no tiene demasiado atractivo. Duro pero es verdad.

Cuántas veces habré oído “¿Y para que sirve si yo no quiero dedicarme a esto?”. Las propias universidades, agobiadas por la necesidad de captar el mayor número posible de universitarios, han aceptado el rol de actuar como centros de Formación Profesional a lo bestia.

El único saber que merece la pena es el que nos facilite obtener un puesto de trabajo o el que nos ayude a medrar más dentro de la empresa. Por eso no acabo de entender porque luego hay gente que se escandaliza de que las empresas hagan acto de presencia si es lo mejor que puede pasar. Que cada empresa diga que es lo que busca en sus futuros trabajadores y que las universidades los preparen, así el paro juvenil no sería tan sangrante como el que hay ahora.

El mercantilismo se ha adueñado de la vida universitaria y de los universitarios. Da igual lo interesante que pueda llegar a ser una conferencia, si hay créditos, el éxito está asegurado. Sin embargo, sin créditos de por medio, ya puedes correr, porque para llenar un salón, tendrás que sudar la gota gorda para conseguirlo. E incluso los que nos dedicamos a agitar la vida universitaria las veinticuatro horas del día, nos mercantilizamos. Nos obsesionamos por llenar salones de actos, porque venga la prensa, por reventar los índices de visita a nuestras páginas webs. Olvidando que, probablemente, la cultura, el saber (simplemente por disfrutar de las cosas), muchas veces huye de las grandes multitudes. Sin embargo, somos esclavos de nuestro tiempo y nos adaptamos a las circunstancias, unos con más éxito que otros.

¿Es la universidad todavía el centro desde el que revolucionar el mundo? Una sociedad mercantilista, que no da nada sino recibe nada a cambio, necesita una universidad “ad hoc”, que enseñe solo lo que pueda rentabilizarse de un modo económico. Pero es que entonces ya no será universidad, y es que hace tiempo que dejo de serlo.

El Plan Bolonia tiene ciertos aspectos positivos, pero parece que en España nos vamos a quedar solo con lo procedimental por querer implantarlo a "coste cero". Saber, por disfrutar de las cosas ya no sirve. Ahora solo queremos saber para saber que tendremos un puesto de trabajo, desde luego es una aspiración normal y noble, pero no debería convertirse en el centro gravitatorio de la vida de un universitario.

Y luego los jóvenes somos unos incultos, que no nos vengan con milongas, esto es lo que hay, porque esto es lo que se ha sembrado.

1 comentario:

  1. Carlos!

    Es verdad que la gente ahora es mas inculta que antes pero la culpa no es de la Universidad!!!

    Yo tambien pienso que el conocimiento ayuda a disfrutar mas de las cosas, lo malo es que el conocimiento significa esfuerzo... y eso ya no mola...^^

    Lo que se ha adueñado de la vida universitaria NO es el mercantilismo sino el afan de aprobar SIN DAR UN PALO AL AGUA: no hay mas que ver a nuestros dirigentes politicos (y tambien incluyo a la llamada -mal llamada en el caso de España- oposicion).

    Bexos

    Maite

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